viernes, 26 de enero de 2024

Se cumplen 58 años de esta carta de Juan Perón a Osvaldo Maurin.

 



Carta al Sr. Osvaldo Maurin 26 de enero de 1966 


Escrito por Juan Domingo Perón. 


Madrid, 26 de enero de 1966.


Al Sr. Osvaldo Maurin


Nueva York


Mi querido amigo:


Acabo de recibir su amable carta del 24 pasado y me apresuro a contestarle rápidamente, porque si la dejo pasar, me toma la "baraúnda". No imaginará Usted el trabajo que tengo en estos días con todo lo que pasa en Buenos Aires y en el Movimiento Peronista. Como mi correspondencia la contesto yo personalmente y como en estos últimos tiempos he recibido tantas cartas, han terminado por taparme literalmente y estoy tremendamente atrasado en ella. Por eso le pido perdón por no haber contestado aún su anterior.


Si como regresa a la Patria en febrero se encontrará muy probablemente con acontecimientos decisivos, poco sería lo que yo podría encargarle para allá, porque no sabemos cómo se producirán las cosas que esperamos. Ya tomará contacto con los muchachos y tendrá mucho que hacer. Le pido sí, que si tiene oportunidad, no deje de establecer contacto con mi Señora que se encuentra en Buenos Aires trabajando y fuerte.


Hemos tenido algunas pequeñas rencillas internas, ocasionadas por las ambiciones de algunos dirigentes que "están vendiendo la liebre antes de cazarla" pero no tiene el incidente mayor importancia, aunque nuestros enemigos y en especial el Gobierno, calculan y especulan ya sobre la división del Peronismo. Bueno va a ser el chasco que se van a llevar. Yo siempre he estimulado la ambición de nuestra gente porque creo que un hombre sin ambiciones no sirve; pero una cosa son las ambiciones justas y otra las desmedidas y ejecutadas deshonestamente. Todo tendrá su remedio a su hora.


Sobre mis viajes de retorno se ha hablado mucho pero no hay nada por ahora. Toda esta agitación pasada ha sido una maniobra del propio Gobierno y sus órganos publicitarios para meter miedo a los militares que se aprestan para tumbarlo, pero se olvidan de averiguar, porque los militares están más conmigo que con el Gobierno. De cualquier manera, como dice Usted, es publicidad gratis.


Si viaja no deje de dar mis saludos a todos los peronistas de Nueva York y de Buenos Aires, con la promesa de reafirmarlo en la Patria no dentro de mucho. Muchas gracias por su ofrecimiento pero, en Buenos Aires hay tanto que hacer por el Peronismo que no le ha de faltar oportunidad. Isabelita le ha de recibir con mucho gusto.


Un gran abrazo.


Firmado Juan D. Perón.


viernes, 10 de febrero de 2023

Hace 77 años Perón hablaba en Rosario: "tratamos de volver al hombre a la tierra para resolver el problema demográfico y evitar el éxodo de los campos."

 




DISCURSO DE LA CAMPAÑA ELECTORAL EN LA CIUDAD DE ROSARIO Juan Domingo Perón [Domingo 10 de Febrero de 1946]



Amigos rosarinos:

Les pido que tengan la amabilidad de guardar un poco de silencio porque hace dos meses que vengo viajando y hablando todos los días y mi garganta no me permite hacer un derroche en cuanto a potencia. Permítanme desarrollar el discurso sin interrupción. En primer término, quiero saludar a los trabajadores de Rosario que me han conferido el título más honroso de “Primer Trabajador Argentino”.

Me honra extraordinariamente este título porque siempre he pensado que los hombres en la vida sólo pueden ostentar una virtud y el trabajo es en todos los tiempos una de las mayores virtudes del hombre.

Nuestro movimiento es un movimiento del trabajo que toma todas las actividades nacionales del trabajo y que ennoblece a todos los hombres.

(En ese momento se produce un arremolinamiento de personas alrededor de la tribuna por la presencia de una persona extraña y que pronto es reducida.)

Señores: Por favor, ya conocemos la técnica de mandar gente a meter bochinche. Vuelvo a repetir que ni esta clase de sabotaje puede impresionarnos a nosotros y les ruego, señores, que sigamos por el bien de todos en orden.

Nuestro movimiento es un movimiento de trabajo, por eso es un movimiento humilde y noble. Ha nacido bajo el esplendor de una creación que representa el trabajo argentino en su organización y defensa, que es la Secretaría de Trabajo y Previsión. Ha comenzado con hombres humildes que hicieron la bandera de su defensa en apoyo de la Secretaría de Trabajo y Previsión, que puso en ejecución las leyes que en este país, cuando se trataba de defender el trabajo, no se habían cumplido jamás.

Nuestra doctrina puede explicarse en pocas palabras, en sus aspectos económico social y político. En el aspecto económico, tratamos de volver al hombre a la tierra para resolver el problema demográfico y evitar el éxodo de los campos. Así he dicho, y más de una vez, que el setenta por ciento estaba antes en el campo y ahora el setenta por ciento está en las ciudades. Ello se debe a que la tierra, como también lo he dicho, ha sido aquí bien de renta en vez de ser más bien de trabajo, como debe ser en todos los pueblos.

Por eso sostenemos que la única manera de aumentar la riqueza agrícola, ganadera y extractiva está en volver al hombre a la tierra y darle en propiedad la tierra que trabaja, para que ella no sea un bien de renta. Con ello hemos de evitar que en el futuro sigamos artificialmente limitando la riqueza argentina. El mundo está sediento, desea tomar buen vino, y en Mendoza arrancan cuarenta mil hectáreas de vides. En vez de propugnar la riqueza estamos limitándola artificialmente. Esa riqueza multiplicada por la industria permitirá un ciclo de organización completo en su economía. Una mayor industrialización permite comerciar y aumentar los precios y ello permite una mejor distribución para el hombre; con ello aumentar los precios y ello permite una mejor distribución para el hombre; con ello aumenta su poder adquisitivo el trabajador y tiene mayor capacidad de consumo. Seremos así una nación superalimentada, supervestida y superhabitada. Estados Unidos de Norteamérica, por su extraordinaria economía, consume el ochenta y cinco por ciento de su producción y solamente exporta un veinte o un veinticinco por ciento.

Nuestra doctrina social es más simple. Ya lo explico con un ejemplo que me dieron en Paraná cinco chicos. Nuestra doctrina abarca ese gran principio humanitario. Estaban en el puerto y uno no tenía botines. Nosotros desde a bordo les tiramos cinco pesos, que cayeron en manos de uno que estaba bien vestido. Los cuatro chicos que presenciaban la escena, dijeron: “No, eso no es para vos; es para ése que está en patas”. Y el chico entregó los cinco pesos al chico descalzo. Ésta es nuestra doctrina; queremos que alguno de esos grandes señores sepan entregar a los que no tienen botines. Queremos que algún día se conduelan de sus semejantes los que todos lo tienen, para que no haya descalzos y para que nuestra niñez aprenda a sonreír desde que nace.Nuestra doctrina social involucra a esos, cuando está demostrando que en nuestro país, gran productor de trigo, es inaceptable que en el interior no hayan quienes coman pan ni carne y se ofrezca el doloroso panorama de que al sortear a nuestros ciudadanos para el servicio militar, el cuarenta o el cincuenta por ciento de ellos se encuentran inútiles por la debilidad de su constitución. Cuando se cuida una nación lo primero que hay que cuidar es su capital humano, por que no es reemplazable. Pero aquí más se cuida de una máquina o de un motor que de quien la maneja o conduce. Nuestra doctrina social, en su primera parte, busca estas conquistas. En la segunda parte, otros aspectos para una mayor dignificación del trabajo. En primer término, no aceptamos que por ser trabajadores les esté cerrado el Gobierno la legislación en su país.

No aceptamos que nuestra democracia sea instrumento del cual se sirven los eternos demagogos para despachar la nación en su provecho. No aceptamos que un hombre esté privado del derecho como ciudadano. Por eso pensamos que nuestra conquista social, además de dignificar el trabajo, dispone la elevación de la cultura y la humanización total. Queremos que el pueblo vaya al Gobierno y a la legislación para compartir las responsabilidades y crear sus propias leyes que han de regirlo en el trabajo.

Esta, y no otra, es la razón de ser de nuestro movimiento. Queremos también que la doctrina política llegue a influenciar benéficamente en el país, organizándolo por métodos ideales de gobierno, por la vía constitucional y legal; para la organización de las masas ciudadanas, prestando por primera vez un movimiento político perfecto y orgánico. Buscamos que defiendan la organización política e institucional de la Nación.

Por eso, señores, nuestra doctrina integral tiene puntos tan fundamentales que no han podido ser atacados. Ellos viajan en una caravana que asemeja a los esforzados barqueros del Volga tirando el carro de sus pecados y de sus culpas, y cuando se refieren a nosotros nos calumnian y terminan deseando que nos muramos. Nosotros, en cambio, hablamos de nuestras aspiraciones y de nuestros sueños, que han de terminar con muchos pobres en esta tierra.

Nosotros no criticamos, no somos destructores, somos constructores y deseamos hacer el bien. Por eso no cometemos el error de los anacronismos que ellos cometen. Decían días pasados en una tribuna que el coronel Perón no había dado ninguna conquista social. Que el coronel Perón no le ha dado al pueblo ninguna mejora, y ellos en su programa dicen que respetarán todas las conquistas sociales que nosotros hemos conseguido. Pero ellos, que se comprometen a mantener nuestras conquistas, financian sus viajes y sus propagandas con dineros de la UIA. Yo quisiera saber, si hemos desarrollado conquistas, y si ellos van a mantener esas conquistas, cómo se las van a arreglar con la Unión Industrial, que nunca las ha querido.

Señores: podríamos seguir hablando largamente de esas contradicciones, pero me interesa conversar con ustedes de otras más, de importancia extraordinaria frente a los acontecimientos futuros.

El movimiento nuestro, para servir de mejor manera a la causa, ha de cumplir los consejos que detallaré. Primero, todo aquel que se sienta peronista, que se siente ligado a nuestra causa por verdaderos lazos, que son los de la fraternidad, debe pensar que la base de nuestro éxito se afirma en una absoluta unidad de nuestro movimiento. Sabemos que en el movimiento peronista se han infiltrado algunas fuerzas extrañas que tratan de producir disociación entre sus filas. Cuando ello suceda, no hay que ser sensible en esta tarea de disociación; es menester que los hombres de este movimiento sepan discernir por sí y por su propia voluntad y no por influencia ajena. El movimiento nuestro ha de precaverse de cuerpos extraños. Para ello, recomiendo que estudie cada peronista el manifiesto que he de lanzar por radio en cadena. Allí está perfectamente determinado cuál debe ser el procedimiento de cada uno de nuestros hombres. También he de terminar diciendo, como exigencia a todos los hombres de nuestro movimiento, que cada uno cumpla con su deber. Nosotros nos comprometemos a cumplir con lo nuestro, que es el de mantener inquebrantable todas nuestras conquistas.

Propugnamos para el futuro nuevas conquistas que lleven a la Argentina a ser un país modelo por la justicia social.

Señores: deseo terminar estas palabras con una despedida afectuosa para este pueblo de trabajadores que habita en Rosario, formando el emporio más extraordinario del país, pueblo conocido en todo el mundo como el puerto granero más grande del mundo, cuyo trigo rosafé es el modelo para la clasificación de todos los del mundo, obtenido con el trabajo y la dedicación de este pueblo.

Amigos rosarinos: bien saben los trabajadores de esta tierra con cuanto cariño los recuerdo. Luchen, porque están luchando por su porvenir. Recuerden que un hombre que defeccione es una fuerza que se resta. Que vuestros hijos y vuestros nietos no puedan reprocharnos ni echarles en cara porque han aflojado en un momento decisivo de nuestra vida. Con esta invocación que os hace un hombre que no piensa sino en el bien colectivo y que quiere que lo recordéis en el futuro, me despido con un fuerte abrazo de verdad, que es un abrazo de un camarada y de un hermano de causa.

JUAN DOMINGO PERÓN

viernes, 19 de noviembre de 2021

Se cumplen 73 años del natalicio de Silvia Alberte, hija del camarada Bernardo.





Silvia Alberte fue la hija menor melliza con su hermano Bernardo, del matrimonio formado por Bernardo Alberte y Elena Pulvirenti. Nació el 19 de noviembre de 1948, en un hogar donde se respiraba peronismo. A principios de octubre de 1945 su padre, integrante del ejército, había sido detenido y dado de baja de las FF.AA.; fue posteriormente al triunfo popular del 17 de Octubre de 1945 que pudo recuperar su libertad y su grado. 

Las cosas volvieron a cambiar a partir de 1955 cuando el General Perón cayó producto del golpe de Estado sangriento de la autoproclmada "Revolución Libertadora". Su padre, que en ese momento era Edecán Militar del presidente y fue nuevamente detenido y confinado al Penal de Ushuaia.

Mas tarde se exiliaría en Brasil durante dos años. Al regreso, la familia se instaló en una casa del barrio de Caballito, donde Silvia recomenzó sus estudios en la Escuela Normal Nº 4 de la Avenida Rivadavia y donde se recibió con el mejor promedio de su división. En 1967 ingresó a la Facultad de Arquitectura de la UBA; es en ese momento en que Silvia despertó políticamente y empezó a militar en el Centro de Estudiantes. Es en éste ámbito universitario que conoció a Alberto Bello, un compañero referente de la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Con él se casó en julio de 1974 y lo acompañó en su proyecto político. Meses después se fueron a vivir a Córdoba. Pero antes, Silvia se recibió de Arquitecta con uno de los promedios más altos de su promoción. En la madrugada del 24 de marzo de 1976 su padre fue asesinado en lo que fue la primera víctima mortal de la sanguinaria dictadura del "Proceso de Reorganización Nacional". Llegó hasta la capital del país y permaneció en Buenos Aires, acompañando y participando activamente en la denuncia de ese hecho criminal donde estaban comprometidos camaradas de armas del hombre que le dió la vida. Es en el mes de abril de ese mismo 1976 la familia Alberte, toda, le levantan una querella al General Videla por asesinato. Días mas tarde, desde Córdoba, con fecha 18 de abril de 1976, recibió una carta, de puño y letra, de su marido, que en un párrafo decía: “Tu padre murió por ser impulsor y participe activo de una Revolución, por ser alguien que comprendió la realidad y se dispuso a modificarla. Su muerte va a tener sentido, como la de todos los compañeros que como él han dado y darán la vida, si la causa por la que se sacrificó, la causa del Pueblo y la Justicia sin más rótulos; si esa causa triunfa”. En los primeros días de junio del ’76, Silvia que todavía permanecía en Buenos Aires, recibió la trágica noticia de que su esposo había “desaparecido”. Él continuaba en el enfrentamiento con las fuerzas armadas que habían ocupado el poder para desarrollar un proceso de entrega que sigue hasta el momento de publicada esta nota. 

Silvia, pese a su dolor y su abatimiento por la muerte de su padre y su marido en tan poco tiempo, continuó denunciando los asesinatos. Dada la circunstancia de la llegada, a la Argentina, de la Comisión Interamericana de DD.HH. allá por septiembre de 1979, después de más de 12 horas de espera, compartiendo el inenarrable dolor de familiares de miles de desaparecidos, logró junto a sus hermanos entregar la denuncia. 

Era septiembre del año 2003 cuando luego de ser víctima de un aneurisma cerebral, falleció cuando contaba 54 años. Sus restos descansan junto a los de su padre Bernardo Alberte y su esposo Alberto Bello en el cementerio de Avellaneda.

 

 

jueves, 28 de noviembre de 2019

Se cumplen 61 años de esta magnífica carta de Perón.




Carta al Sr. R.J.A. 28 de noviembre de 1958

Escrito por Juan Domingo Perón.

Ciudad Trujillo, 28 de noviembre de 1958.

Al Sr. R.J.A. Buenos Aires

Mi querido amigo:

Contesto sus cartas del 10 y 13 de noviembre pasado y le agradezco su recuerdo y sus valiosas informaciones que completan el cuadro de las que me llegan por otros conductos y me permiten integrar la situación general y conocer otros puntos de vista muy interesantes, por lo que le pido que me siga remitiendo su correspondencia en la forma que lo ha hecho hasta ahora. Tratándose de Usted, con quien venimos trabajando hace tantos años, la información me resulta doblemente valiosa porque yo sé de su sinceridad, lealtad al Justicialismo y honradez.

Yo sé que, como me dice Usted, los compañeros dirigentes gremiales son una absoluta garantía de honestidad de propósitos y de lealtad a los principios que forman nuestra doctrina y alimentan nuestra lucha. La experiencia de muchos años me demuestra esas virtudes en los companeros y mi invariable conducta hacia la orientación sindicalista durante toda mi gestión de Gobierno demuestra mi consecuencia hacia los mismos principios que éllos sustentan. Muchas veces les he dicho públicamente a los dirigentes sindicales reunidos en la C.G.T. y en otros lugares que el Justicialismo tendía al "Estado Sindicalista" como objetivo final y que, las formas adoptadas por el Movimiento Peronista estaban destinadas a realizar la metamorfosis paulatina sin caer en demasías inútiles y sin provocar transiciones violentas. La composición de nuestro Gobierno y de nuestro Parlamento, su evolución hacia formas cada vez más sindicales y menos políticas; a la preponderancia efectiva de la Central Obrera dentro de las Instituciones nacionales y la agremiación integral que comprendía a las fuerzas del trabajo, patronales de la producción, la industria y el comercio, los profesionales, universitarios estudiantes, etc., como asimismo la tendencia constitucional impresa en la Constitución de 1949 y, en especial, la de las provincias del Chaco (General Perón), La Pampa (Eva Perón) y otras, iban dando a la evolución el tinte paulatino sindicalista, sin recurrir a las formas bruscas. Es indudable que el país aún no se encontraba y no se encuentra en condiciones de introducir una reforma integral hacia el "Estado Sindical", porque subsisten aún, con preponderancia, las formaciones políticas, máxime con el triunfo momentáneo de la reacción en la revolución asesina de 1955 y el Gobierno que le ha sucedido en manos de otro sector de la misma reacción.

En este momento, si el Peronismo, aún con el nombre de Justicialismo, tratara de evolucionar hacia la formación de un "Partido Clasista" cometería un error porque concitaría la oposición de grandes sectores de las otras clases que nos son afectas y que pueden servir cualitativamente a nuestra causa. El Proceso debe ser paulatino y formativo: hay que sindicalizar en gran escala para que, sin distingo de las actuales clases, ser vaya imperceptiblemente llegando al sindicalismo integral, después de lo cual el "Estado Sindicalista" será un hecho que se ha producido sin necesidad de encender una lucha peligrosa. Los hechos que se han producido en 1955 y que se están produciendo en nuestros días, demuestran de una manera elocuente que es menester andar, en esta cuestión con una prudencia absoluta, tratando de hacer sin agitar un fantasma que, por desconocido, resulta muchas veces mal apreciado.

Por esas razones y muchas otras que sería largo enumerar, creo que en la organización de nuestras actuales fuerzas gremiales y políticas, debemos actuar con gran tacto e inteligencia, realizando una tarea eficaz en la unificación de propósitos, manteniendo una absoluta unidad de acción en la lucha a través de una comprensión que asegure una colaboración y cooperación entre las distintas fuerzas que conforman cualitativa y cuantitativamente a nuestro Movimiento.

No se me escapa que nuestra principal fuerza actual radica en las organizaciones sindicales, ni dejo de comprender que el mayor aporte peronista proviene de la clase trabajadora y sus organizaciones sindicales, ni dejo de entender la influencia preponderante que los dirigentes sindicales ejercen en ese aporte, pero si nosotros nos desviáramos ahora hacia un partido clasista, enfrentaríamos a esas fuerzas con las políticas inútilmente, en un momento en que es necesario sumar y no dividir. La forma de realizar la metamorfosis de que antes hablé es, precisamente, la inversa: trabajar unidas y solidarias las fuerzas gremiales y políticas peronistas esperando que el tiempo', las circunstancias y la evolución natural realicen el milagro. Contando con buenos dirigentes sindicales, con una inmensa masa de trabajadores, con excelentes organizaciones gremiales, con una doctrina encaminada hacia los fines sindicalistas, ¿qué se puede temer de que las cosas no se realicen solas como preveemos?

Precisamente la reacción se ha dado cuenta del peligro que para élla representa el "Estado Sindicalista" y trata por todos los medios de evitarlo, recurriendo a dividir a la clase trabajadora y sus organizaciones sindicales, ayudando para ello a los amarillos y aun a los comunistas, con la intención de formar, como sucede en muchos países, varias centrales obreras y diversos sindicatos en cada especialidad. Frondizi ya ha dado evidentes muestras de esta orientación y ha demostrado en su acción corruptora e insidiosa que trata de separar el Peronismo de las organizaciones sindicales peronistas, sin éxito hasta ahora, pero la intención está a la vista. Cualquier indicio que nosotros demos hacia la orientación clasista será favorable a estos intentos frondizistas de la reacción. Creo que lo más prudente, en los momentos actuales, es proceder a realizar sin aparecer, llegando a un absoluto acuerdo entre las organizaciones sindicales peronistas y el Consejo Coordinador del Peronismo en forma que, aun manteniendo separadas ambas conducciones y direcciones, se proceda a un absoluto y solidaridad. Divididos en la forma y unidos en el fondo.

En caso alguno se debe dar al Gobierno la oportunidad de tratar con éxito de dividir a los peronistas sean éstos del campo político como sindical. Para ello debe existir una abosluta unidad de propósitos y de acción en todas nuestras fuerzas y, cuando incidentalmente debe tratarse con el Gobierno, es necesario antes acordar mutuamente la conducta a seguir para evitar después discrepancias y fricciones que tiendan a la división. Vale más en ésto la solidaridad de las fuerzas que cualquier ventaja real o aparente que pudiera obtenerse a costa de un perjuicio a la acción coordinada y de conjunto. No es momento ahora de dilucidar las preeminencias ni las supremacías, sino de enfrentar a un enemigo que parece decidido a retornar a la orientación gorila, que ha consistido en buscar la destrucción del Justicialismo y en aplastar a la clase trabajadora. Si ambos caemos en la amenaza de destrucción por una misma acción gubernamental, nada más lógico que Peronistas ya sea del campo político como sindical nos unamos férreamente para enfrentar tan injustas como peligrosas amenazas.

En la carta que dirigí a "las 62" y a la "C.G.T." les decía lo mismo y, en tal sentido, he hecho llegar al Consejo Coordinador las mismas instrucciones. Tanto en el Comando Táctico como en la Delegación que le sucedió esta unidad estaba asegurada, lástima grande que las deficiencias de la conducción táctica me hayan obligado a reemplazar estos organismos. Lo he hecho porque era imprescindible y porque, en cada circunstancia, no había otra solución. El Comando Táctico no sólo desobedeció las directivas del Comando Superior sino que ocultó esas directivas, cambiando en absoluto la idea estratégica, en abierta violación de su misión y esfera de acción. La Delegación iba por el mismo camino y continuó ocultando las directivas y cambiando la. resolución estratégica en los hechos mediante formas de ejecución táctica que nos condujeron a un callejón sin salida.

Estas fallas nos llevaron al fracaso, al punto que en seis meses, mientras nosotros contemplábamos al Gobierno y le hacíamos el clima tranquilo, éste dejaba de cumplir todos sus compromisos y convertimos al Peronismo en un partido oficialista, dejando las banderas de la justicia social, de la independencia económica y de la soberanía nacional, para que fueran enarboladas por nuestros enemigos con evidente perjuicio para nuestro Movimiento. Desde junio de 1958, cuando me di cuenta de la traición de Frondizi, el Comando Superior Peronista despachó cuatro directivas en las que apremiaba a la conducción táctica a tomar una actitud de oposición decidida y tenaz para obligar al Gobierno a cumplir. Ninguna de esas directivas tuvo aplicación y algunas de ellas fueron ocultadas y no llegaron siquiera a conocimiento de los dirigentes del propio organismo de conducción táctica.

La influencia de estas anormalidades tan peligrosas no se detuvieron en la acción política sino que trascendieron también a la acción sindical. La terrible derrota en la huelga de los médicos, la negativa de paro del 17 de octubre de tan triste memoria para los peronistas, el fracaso de las acciones de la huelga del 10 de octubre copada por nuestros enemigos, la falta de organización sindical, prevista en los compromisos de Frondizi para realizar en 120 días y que, después de seis meses nada se ha hecho efectivo, y muchas otras cuestiones subsidiarias, evidencian esa influencia. Yo no hago cargo a nadie, sino al orgánismo, ni se me ha ocurrido juzgar a los hombres porque eso no tiene ninguna importancia ni modifica la consecuencia de los errores cometidos. Sé que se ha sostenido que yo digo que los dirigentes sindicales son unos traidores. Eso lo puede decir sólo quien esté interesado en indisponer a los dirigentes peronistas con el Movimiento o conmigo. Mi obligación, como órgano de la Conducción Estratégica, es decir cuándo una cosa está mal e indicar cómo debe hacérsela bien, como asimismo tomar las medidas que aseguren el cumplimiento de las disposiciones y directivas. No es la de calificar a nadie y menos aún la de acusar de traidores a los compañeros que, como lo demuestro antes, poco han tenido que ver con la conducción táctica confiada a un organismo del que, a pesar de formar parte, no podían tener la responsabilidad de la orientación política ni táctica.

Esa campaña de provocación perfectamente determinada y en coincidencia con la que realiza el Gobierno con el mismo fin es suficientemente sospechosa. Nadie puede querer dentro del Peronismo la lucha entre los dirigentes políticos y los sindicales y menos aún un distanciamiento entre éstos y la conducción estratégica o sea Perón, de modo que los que hacen este juego al Gobierno y a nuestros enemigos, no pueden ser sino agentes de provocación de los mismos, que la realizan consciente o inconscientemente pero, en ambos casos, en forma igualmente perjudicial y peligrosa.

Por eso, la medida que nosotros debemos tomar perentoría y urgentemente, es la de reaccionar contra esta provocación, uniéndonos en forma absoluta, primero para hacer fracasar la provocación y, segundo, para realizar una acción solidaria y eficaz en beneficio de nuestros objetivos de conjunto, sin los cuales todos los objetivos parciales están destinados al fracaso. Hay que inducir a los compañeros dirigentes de las organizaciones sindicales a que se concreten sin pérdida de tiempo a los compañeros dirigentes del Consejo Coordinador, como asimismo he ordenado a éstos que lo hagan con los compañeros de "las 62" y la "C.G.T.A.". Sólo una absoluta solidaridad y unidad de propósitos y de acción de ambas organizaciones pueden asegurarnos la unidad de acción indispensable, sin la cual todas las cartas estarán en manos de nuestros enemigos.

Yo le pido a Usted que se encargue de realizar las gestiones que sean necesarias a este respecto en la seguridad que realizará la acción más importante de los momentos actuales y la "C.G. T. A." puede empeñarse en esta misión, porque no tiene conflicto ni interés alguno que pueda ser considerado como parcial o interesado.Por sus palabras, veo que Prieto no ha referido a "las 62" y a la "C.G.T.A." la realidad de las cosas en su último viaje. Empiezo a decirle que yo no lo llamé sino que él se apareció aquí casi de sorpresa. Su información, dicha en presencia de Américo Barrios y del doctor Cooke, fue de que habían sido maniobrados por el compañero Olmos quien había preparado todo lo ocurrido con referencia al paro del 10 de octubre y el fracaso del 17 de octubre. Manifestó asimismo que ellos habían sido los primeros engañados y que, la maniobra de paro para el 10 y el 17 de octubre, se había consumado deliberadamente y que, como consecuencia de ello nuestros enemigos habían copado el paro del 10 y que, en contra de ló que quería la Delegación, el plenario de "las 62" se negó a ordenar el paro del 17 de octubre. Estas son casi sus palabras y, siguiendo la costumbre que aprendí de los dirigentes obreros, mis conversarciones con Prieto lo fueron siempre con testigos: Barrios y Cooke.

Es natural entonces que el compañero Framini y el compañero Martínez, que me visitaron posteriormente, llevaran allí la realidad tal cual se la manifestamos tanto yo como Américo Barrios. No alcanzo a comprender los móviles que se hayan tenido para cambiar las cosas porque nosotros aquí vivimos una realidad sacada de los hechos subjetivos y no influenciada por las particularidades deformantes de las pequeñas cosas que, a menudo, suelen cambiar la situación real por otra distorsionada por lo anecdótico y circunstancial. Puedo asegurarle que la resolución de entregar la conducción táctica al Consejo Coordinador, no sólo ha sido tomada por los errores cometidos sino porque he tenido la sensación cabal de que "algo estaba podrido en Dinamarca".

Referente a lo que me dice de la organización de las fuerzas políticas en manos del Consejo, no me interesa tanto la carta orgánica, ni el nombre del Partido, como que se proceda con rapidez y honestidad. Hace ya un año que vengo temando con esa organización sin conseguir hasta ahora que se haga nada. Tanto el Comando Táctico como la Delegación perdieron lamentablemente el tiempo sin haber hecho nada por la organización del partido que, como comprenderá, es lo más importante que debemos hacer. La actual situación puede precipitarse en cualquier momento y nada podremos hacer sino tenemos organizadas las fuerzas para aprovechar ese momento, que sin duda será también aprovechado por nuestros enemigos que se encuentran organizados.

No debe preocupar a los dirigentes obreros ni la carta orgánica ni el nombre del Partido. Es suficiente saber que yo estaré al frente de esas organizaciones para tener una absoluta garantía de todo lo referente al sentido sindical de las fuerzas que formen el Peronismo con otro nombre. Yo no he querido que me manden el proyecto de carta orgánica porque estimo que se pierde tiempo en cosas secundarias. He deseado que, con cualquier carta orgánica, se realiza la organización. Es necesario que en cada provincia se organice el peronismo y que lo mismo se haga en la Capital Federal. Luego se hará la correspondiente asamblea y se elegirán las autoridades. Si en realidad lo que hay que hacer es simplemente los registros de afiliados de la antigua organización que es lo único que falta. No se trata de un nuevo partido sino de reconstruir lo que los gorilas destruyeron.

Una vez organizadas las fuerzas políticas y encuadradas las fuerzas gremiales, todo se podrá hacer de la mejor manera ¿Qué podemos empezar a discutir antes de tener la organización? Sería algo así como hacer un guiso de liebre sin liebre. Hay que hacer algo aunque lo que podamos hacer ahora no sea lo mejor porque, a menudo, en la organización lo mejor suele ser enemigo de lo bueno. Cuando se hayan elegido las autoridades y el peronismo esté representado por todo el país en su dirección, y su encuadramiento se haga por los dirigentes elegidos por la masa, recién comenzará a funcionar como institución política. Hasta entonces todo será discutido y discutido con razón. Sólo el estado orgánico dará la estabilidad necesaria.

La organización es a los fines de una conducción una unidad de concepción y de acción. Nada tiene ésto que ver con la línea estratégica que debemos seguir en cuanto a lo específicamente organizativo de las fuerzas destinadas a obrar en lo legal. Si Ustedes han leído las "Directivas Generales para todos los Peronistas" N° 2, habrán comprendido las causas por las cuales es necesario organizar las fuerzas en la legalidad y en la ilegalidad. No hay que confundir el Partido Peronista (o Justicialista) que se organiza en la legalidad para encuadrar a todos los peronistas, con las fuerzas de la que se organizan en la clandestinidad con funciones ilegales en un trabajo insurreccional. Como sería lo mismo en los sindicatos peronistas que contendrían a todos los afiliados y dentro de ellos existirían los grupos de choque organizados para el trabajo ilegal y en la clandestinidad. No proceder de esta manera es quedarse de un momento a otro sin organización y sin medios para luchar, como ocurrió el 16 de septiembre de 1955. Así como la central obrera y los sindicatos deben tener directivas de reemplazo para el caso de que las directivas permanentes sean detenidas y grupos de choque para emprender la lucha ilegal, el partido político, en circunstancias como las que estamos viviendo, debe tener fuerzas legales y fuerzas ilegales. Las primeras funcionan como partido político y las segundas como fuerzas de resistencia, sin perjuicio que las legales se conviertan en casos dados en ilegales.

Yo estoy completamente de acuerdo con Usted al pensar que esta situación no será solucionada mediante los arbitrios legales. Basta advertir para éllo que aún estamos en la ilegalidad a los seis meses del "gobierno de derecho". Cerrados los caminos de la ley y los beneficios de la justicia el Peronismo no tiene más camino que la violencia. Aun los gorilas si quieren llegar al Gobierno cómo anhelan, no tienen más recurso que el golpe de estado. En otras palabras, cualquier variante de la actualidad política sólo puede llegar por la violencia. Frondizi, con sus últimos actos, ha demostrado de manera terminante que su permanencia en el Gobierno no puede asegurarse tampoco de otra manera, desde que tiene a todo el país en su contra. Por eso establece el estado de sitio para parar a los gorilas, decidir a las Fuerzas Armadas y evitar el golpe de estado preparado entre sus propias fuerzas políticas. Sin embargo, encarcela a cientos de peronistas sin ton ni son, porque imagina que conspiramos y porque, con eso quiere dar una satisfacción a los gorilas de las Fuerzas Armadas que esperan el terror con que intimidar a los dirigentes y porque sabe que su incumplimiento lo coloca frente al Peronismo que no ha de perdonarle su traición.

Me agrada oírle decir que desde el día siguiente de la asunción del mando por Frondizi, Usted manifestó a Cooke que era necesario apretar a Frondizi porque no iba a cumplir, porque yo le dije lo mismo y luego envié varias cartas ordenando la agitación y cuatro directivas al Comando Táctico conminando lo mismo sin resultado. En las visitas de Cooke y de Prieto, no dejé nunca de recomendarles la mayor energía desgraciadamente sin resultado, porque éllos creían que Frondizi cumpliría sus compromisos, alegando que si no lo hacía en ese momento era porque los gorilas no lo dejaban. En Frondizi todo ha sido mentira siempre como es ahora mentira cuanto ha argumentado para iniciar la persecución del peronismo y el aplastamiento de la clase trabajadora. Es falso también que las Fuerzas Armadas lo fuercen a perseguir y es mentira que los gorilas puedan voltearlo. El teme más al Peronismo que a los gorilas y por eso se une a éllos contra nosotros, en tanto nos quiere hacer creer que debemos guardar orden y colaborar para destruir al gorilismo. Este no es un Machiavello de Gubbio, es simplemente un vulgar sinvergüenza.

De acuerdo con Usted que debe realizarse una conducción táctica política para la realización de las acciones en el país, dentro de las directivas emanadas del Consejo Superior con carácter estratégico. Para éllo lo mejor es que el Consejo Coordinador se reúna con "las 62" y la "C.G.T.A." y acuerden en cada caso la conducta común, de manera que nuestros enemigos no puedan tratar de batirnos por separado o de maniobrarnos aprovechando nuestra separación. Eso es lo que antes le recomiendo.La Resistencia: es real lo que Usted dice; hoy todos los que anhelan actuar de dirigentes se declaran de la resistencia, y así como antes, cuando había que colocar bombas y realizar actos de sabotaje, no se encontraba con quien hacerlo, hoy no existe un peronista que no haya sido saboteador y tirabombas. Como le digo antes, las fuerzas de la resistencia deben ser organizadas y reorganizadas, porque su empleo debe preverse con seguridad antes de mucho tiempo. Pero esa organización debe ser clandestina y preparada para la acción en el campo ilegal. De modo que nadie que sea conocido puede ser de la resistencia porque, en tal caso, será detenido en los primeros momentos. La resistencia debe estar conducida por personas de extraordinaria prudencia, que no sean sospechados y menos conocidos, de gran seriedad y capacidad de acción, probados en la resistencia anterior si es posible y que deseen actuar sin aparecer para nada. Sólo así tendremos una resistencia efectiva. En cambio nada podemos esperar de los "chantapufis" que andan haciendo alarde de haber actuado en la resistencia sin que nadie los haya conocido como tales, ni menos los haya visto en acción alguna.

Usted en su carta habla de un informe que me remitió con Prieto pero, debo decirle, que Prieto no me ha entregado nada suyo en su último viaje y, anteriormente le contesté con motivo de otro informe que me llegó de parte de Usted.

A los diarios les he hecho llegar la necesidad de dedicarse a combatir a los enemigos y no a los peronistas, cuyos defectos y errores deben ser defendidos y no atacados públicamente por los demás peronistas que, en privado pueden decirles lo que quieran, pero que es una verdadera provocación hacerlo públicamente o, por lo menos una deslealtad gastar espacio para atacar a compañeros, espacio que se resta del necesario para atacar a los enemigos.

Por sus informaciones veo, que las elecciones gremiales, si se realizan, serán ampliamente favorables al Peronismo, circunstancia que me hace pensar que no se realizarán por lo menos por ahora. Sin embargo, hay que luchar todo lo posible para evitar la duplicidad de listas peronistas en los gremios, máxime cuando ello pone en peligro el éxito. Es necesario que los dirigentes se persuadan que todo es secundario ante la imprescindible necesidad de vencer en estas elecciones para posesionarse de los sindicatos y de la central obrera. Con ello la mitad del éxito está asegurada; faltaría la otra mitad que estará representada por la buena conducción que se haga desde esas organizaciones hacia los objetivos perseguidos y la misión que nos hemos impuesto. Y, hay que tener siempre presente, que una buena colaboración y cooperación de las fuerzas gremiales y políticas del Peronismo, asegurará el triunfo final y definitivo, lo que impone perentoriamente que se actúe sin pérdida de tiempo, de consumo y en la mayor comprensión y ayuda mutua.

Le ruego que haga llegar a los compañeros mis más afectuosos saludos, con mis grandes deseos de éxito para sus organizaciones que es parte del éxito de todos los peronistas.

Un gran abrazo.

Firmado: Juan Perón

P.D. Me olvidaba decirle que me parece que las organizaciones sindicales del Interior se encuentran un poco olvidadas por los dirigentes de la Capital. Es necesario movilizar a los compañeros del Interior, para que participen también en la acción que se está desarrollando allí para la organización general de las fuerzas gremiales. Esta misma indicación vale para las fuerzas políticas.

miércoles, 4 de septiembre de 2019

Perón le escribía esta carta al Reverendo Padre Hernán Benítez hace 62 años




Carta a Hernan Benitez 4 de septiembre de 1957

Escrito por Juan Domingo Perón.

Caracas, 4 de septiembre de 1957

Señor R. P. D. Hernán Benítez

Buenos Aires

Mi querido amigo:

Al terminar la etapa que podríamos llamar del "fraude constituyente", deseo hacerle llegar mi saludo y mi palabra, como a uno de los que trabajaron para alcanzar los resultados que, pese al fraude, demostraron un estado de opinión lapidario para la canalla dictatorial.

Sé bien que no conoceremos nunca los resultados reales de esa farsa, pero sé mejor aún que ellos la conocen en toda su elocuente realidad y eso me basta. Sería inútil hacer cálculos subjetivos ya que conocemos una verdad: el Pueblo sigue firme pese al fraude, a las masacres y los fusilamientos. Las torturas y el terror no han sido capaces de doblegar al Pueblo y la mística ha resistido, en las peores condiciones, una prueba de fuego. Eso me satisface.

Las elecciones, en cambio, nos han dado una pauta definitiva para el futuro: en cualquier elección se hará fraude. La dictadura no puede ni quiere ofrecer al país sino una legalidad fraudulenta. Se ha decidido dejar un Gobierno continuista mediante cualquier procedimiento. Lo hará por el fraude o la violencia, como lo ha hecho todo. Si llama a elecciones hará fraude y, si aun mediante este arbitrio, no consiguiera imponer su voluntad, dará un golpe de estado "gorila" y tratará de perpetuarse. Ese golpe ya está decidido para ése o cualquier otro caso necesario. Sería ingenuo de nuestra parte no comprenderlo así.

Frente a esas condiciones creadas, nuestra conducta no puede ser otra que enfrentar la realidad. Sólo Frondizi puede creer lo contrario, porque él juega a dos cartas: mientras trata de robarnos votos a nuestro Movimiento, mendiga a la dictadura la posibilidad de que lo dejen actuar, esperando que le dejen ganar, sin percatarse que su suerte está ya decidida. Su frenético deseo de ser Presidente lo ha perdido. Está vetado por la dictadura y nuestra gente sabe que es también un enemigo. Estoy convencido que Frondizzi no será nunca aceptado por la dictadura, porque para ella es peronista, y nuestra gente no lo puede aceptar porque ha sido de la "libertadora".

Nuestra acción es simple: debemos seguir en el camino emprendido. Las elecciones son para nosotros un hecho más de la dictadura, que no puede cambiar nuestros planes, ni modificar nuestras anteriores decisiones. Se impone, en cambio, intensificar y extender la organización, perfeccionar los enlaces y mantener una conducción más centralizada, todo ello encaminado a mantener la cohesión de la masa para hacerle llegar las directivas dirigidas a mantener la unidad de acción indispensable. A ese efecto, como la distancia hace imposible mi acción directa, el compañero Doctor John W. Cooke, tomará la conducción desde Chile y se encargará de reemplazarme. El mantiene permanente contacto conmigo y sus decisiones son las mías. Así lo hemos hecho saber a todos los organismos partidarios y agrupaciones sindicales.

Le ruego, en consecuencia, que haga saber a todos nuestros amigos y compañeros esta decisión, a los fines de una conducción más ajustada a la realidad y necesidades actuales. El Doctor Cooke comunicará en el futuro las decisiones y directivas del Comando Superior Peronista y él debe ser obedecido. Nadie más puede invocar esa autoridad y menos aún mi nombre para el manejo y conducción de nuestras fuerzas.

Veo en las aventuradas iniciativas el terrible peligro de una confusión futura. Los que sueñan con formar nuevos partidos están fuera de la realidad y apoyan solapadamente a la dictadura en su designio de dar apariencias de legalidad a un acto ilegítimo y fraudulento que prepara para lograr un escape político que no tiene por otro camino. Hacerle este juego a la canalla dictatorial es toda una traición al Pueblo y así lo denunciaré en su hora. Nunca más que ahora es necesario "cerrar filas" en el Peronismo. El confusionismo es dictatorial y de los que desean pescar a río revuelto: hay que oponerle un frente unido y una masa cohesionada, lo que ya está logrado, sólo falta apoyarlo y propugnarlo por todos los medios.

Un gran abrazo.

Juan Perón

martes, 25 de junio de 2019

Perón le escribía a Alberto E. Asseff hace 52 años




Carta a Don Alberto E. Asseff (h) 25 de junio de 1967

Escrito por Juan Domingo Perón.

Madrid, 25 de junio de 1967.

Señor Don Alberto E. Asseff(h).

BUENOS AIRES

Mi querido compatriota:

Me ha dado Usted una gran satisfacción con su carta del 12 del corriente, de contenido tan sensato como amable, que tengo el placer de contestar.

Siempre he tratado en mi vida pública de apartarme de todo sectarismo, no sólo por naturaleza y por costumbre, sino también porque en política todo sectarismo es negativo. Pertenezco a un sector de nuestra comunidad que nunca ha querido ser un partido político sino un gran movimiento nacional. Como tal ha sido formado por hombres de todos los estamentos nacionales y de todas las proveniencias. Su ideología y su doctrina son puramente nacionales y, aunque entre nosotros pueda haber algunos sectarios, como generalmente ocurre en todos los movimientos ideológicos y doctrinarios, ello no quiere decir que el Movimiento lo sea.

Cuando formamos nuestro Movimiento, yo personalmente o por intermedio de otros compañeros, hicimos un llamado a los hombres de todos los partidos políticos que entonces componían el panorama nacional y muchos se incorporaron al Movimiento. El Partido Radical, concurrió en masa con algunos de sus sectores más progresistas, lo que se justificaba ampliamente porque esos sectores estaban en un revisionismo que coincidía con nuestros pensamientos y programas. En cambio, otros se negaron a hacerlo, tal vez por una cuestión partidaria y,no por sentimientos, ni porque no coincidieran con nuestros designios. De la misma manera acogimos a los sectores socialistas, conservadores, etc. que se incorporaron al Movimiento Peronista en las mismas condiciones que los demás.

Tanto consideramos a los radicales de entonces, que el VicePresidente de nuestro primer Gobierno fue el Doctor Quijano de esa proveniencia. No era este un favor a nadie, sino que se trataba de personas que provenían de una agrupación política que pensaba y sentía como todos nosotros. Otro tanto pasó con los socialistas y aún los conservadores que, en amplios sectores nos han acompañado en estos veinte años de lucha y trabajo. Ningún radical podrá sostener con fundamento que han combatido al Peronismo por diferencias ideológicas o porque nosotros les hemos negado el derecho de participar en nuestras actividades durante esos veinte años. Los que han estado en contra nuestra lo han hecho por meras cuestiones políticas de menor cuantía, jamás por diferencias de fondo. Es natural que cuando fuimos combatidos violentamente, no tuvimos otro remedio que defendernos.

Nosotros estamos donde siempre estuvimos: listos para unirnos a los demás argentinos de buena voluntad que deseen compartir el esfuerzo común, dentro de las ideas acordes que la evolución impone y las necesidades nacionales aconsejan para un mejor destino nacional. En la Patria están presentes y latentes elocuentes muestras de tales intenciones que la Providencianos ha permitido realizar. En ese concepto es que seguimos una marcha y una lucha que no desarrollamos en contra de nadie sino en favor de todos.

No se me escapa que hay obstáculos: en el radicalismo, por parte de los que pasionalmente mantienen el encono de luchas pasadas por los que piensan que "Perón los pueda engañar nuevamente" dividiendo el radicalismo y por los que sienten ya marginados y superados por los hechos. Los primeros sólo pueden ser neutralizados por un procedimiento que emplee, como fuerza motriz, a la grandeza; los últimos con la resignación, que también es virtud política y, los que creen que yo les he engañado, "sacándose eso" de la cabeza porque, como antes he dicho, nosotros no engañamos a nadie que no haya querido engañarse a sí mismo.

En cuanto a los dirigentes gremiales poco interesados en un acuerdo, renguean de la misma pata que los dirigentes radicales que no ven perspectivas personales en la unión, pero afortunadamente el natural trasvasamiento generacional, que se realiza en este orden de ideas en el peronismo sindical, terminará con ellos. El Peronismo, como partido político, ha publicado en la forma que ha sido posible, su posición ante la dictadura militar, tanto al comienzo de la misma como luego cuando la superchería se puso en evidencia, como asimismo, seremos más claros y terminantes en el accionar ya que seguimos sosteniendo uno de los apotegmas más viejos del Peronismo: "mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar".

Los que duden sobre la viabilidad de un acuerdo es porque les falta fe y confianza, probablemente porque ellos tampoco son capaces de inspirarlas. En esta clase de acuerdos hay que entrar como en el baño frío: de golpe y luego adentro moverse, porque si andamos tanteando nos puede dar miedo y no meternos. Una vez adentro, si hemos ingresado de buena fe y con convencimiento, todo se arreglará. Si nos gastamos en discusiones y controversias inoperantes, es probable que la dictadura salga con su gusto: quedarse diez años en el gobierno y, entre tanto, llevar al país a su desastre definitivo.

Es claro que la maquinaria oficialista echará mano a todos los recursos del poder para que no nos unamos porque piensan que es necesario "dividir para reinar", pero no debemos temer ni a la dictadura ni a sus escribas publicitarios, porque tenemos razón, que superará siempre a todos los sofismas de una propaganda como la goma de mascar, que todos mastican pero ninguno la traga.

Sobre los objetivos del acuerdo, no creo que debamos discutir mucho: nosotros sabemos lo que Ustedes quieren y Ustedes saben lo que nosotros anhelamos, pero por sobre toda otra consideración, nos unimos para salvar al país, primero de las actuales acechanzas dictatoriales al servicio de la antipatria y luego del desastre que en todos los órdenes infiere la acción de un gobierno militar que intenta perpetuar ignominiosamente un poder bastardo, que ha usurpado.

Con referencia a mi persona, a mi edad y con mi historial, Usted comprenderá que estoy sobre el bien y sobre el mal. Creo simplemente que puedo prestar mi último servicio al país y en ello pongo mi empeño. Es una suerte de testamento político dinámico: entregar a la nueva generación de argentinos el "testimonio" con el que he corrido veinte años en esta carrera de posta generacional que estamos corriendo. Si, además de ese testimonio, pudiera pasarles algo de la extraordinaria experiencia con que la vida me ha cargado, al cargarme de años, me podría morir más tranquilo.

Cuando algunos radicales afirman que yo los he engañado, no dicen la verdad: bastaría preguntarles a los actuales peronistas provenientes del radicalismo, si están desconformes de haber engrosado nuestro Movimiento. Lo que pasa es que resulta difícil explicar lo inexplicable, como resulta el hecho de haberse colocado en oposición de un Movimiento que realiza lo que hace tantos años viene propugnando el radicalismo.

La juventud radical, libre de otros intereses que no sea el bien de la Patria, debe conocer la verdad tal como es, para que le sirva de punto de partida en una empresa que puede llegar a ser decisiva en el futuro del país. Ellos tiene derecho a participar activa y decisivamente en nuestro destino porque, en último análisis, serán los que han de gozar o sufrir las consecuencias. Por eso comparto sus ideas: este tiempo requiere menos improvisación y sordidez y más buena fe que den posibilidad de proceder con mayor grandeza y mejores intenciones que las que se han visto hasta ahora, probablemente ocasionadas por una lucha insensata impulsada más por las pasiones que por la reflexión y el razonamiento.

Comparto su idea sobre la necesidad de unirnos y promover un gran movimiento nacional en procura de mejor suerte para la República, en el que debe participar la ciudadanía argentina que esté inspirada en los mismos sentimientos. En la Argentina, como ocurre en casi todo el mundo actual, nadie puede gobernar sin el concurso del Pueblo organizado. Eso sólo se puede conseguir con el esfuerzo común de las fuerzas políticas con arraigo popular y mediante las tres banderas que enarbolamos ya hace más de veinte años: la independencia económica, la soberanía popular y nacional y la justicia social.

El enfrentamiento, no sólo de los radicales sino de todo el que comparta estas ideas de buena fe, no puede ser sino perjudicial para los fines de nuestra propia nacionalidad. Se hace más evidente en el caso del radicalismo, porque coincidimos en los objetivos básicos que inspiran nuestra acción y porque dividimos negativamente una acción que, congruentemente, debía sernos común. De ello, es de donde las fuerzas antinacionales, pueden sacar mayor provecho, frente a un Pueblo arbitrariamente dividido.

Claro que no se trata de un pacto entre el General Perón y la generación intermedia ni la juventud del radicalismo, ni menos aún se trata de un sucio contubernio (como los que hemos contemplado en otros casos) hecho a espaldas del Pueblo, sino de un acuerdo honesto en procura de resolver el más grave problema que se le ha presentado al país en muchos años. Por otra parte, yo soy sólo un peronista más, que cumplo mi función y mi misión en un puesto, como cualquier otro. No procedo jamás discrecionalmente sino ajustado estrictamente a la función que el Movimiento me ha confiado. Dentro de esa acción, de mi responsabilidad, no estoy facultado para excluir a nadie de un pacto nacional. Los que enfrenten este acuerdo, como bien dice Usted, lo harán porque no creen en la unidad del Pueblo y tampoco en nuestro propio destino.

El país se encuentra en una grave encrucijada, que no nos da tiempo para gastarnos en cabildeos ni en tratativas intrascendentes. Es preciso que la juventud argentina, sin diferencias de banderías ni partidismos, se dé cuenta cabal de ello y se una en la tarea común de buscar remedio a los males, que cada día serán mayores si no se pone coto a los desbordes dictatoriales del gobierno militar que está azotando al país. Debe también persuadirse que sin luchar en forma efectiva y tal vez violenta no conseguirá imponer su ley de acción. Para lograrlo es que necesita estar unida y solidaria porque la lucha impone accionar hombro con hombro. Si hay decisión y buena fe nada se opondrá a estos designios, pero si entramos al campo de las triquiñuelas políticas estaremos perdidos antes de empezar.

Yo se que tenemos enemigos pero, si accionamos con la firme voluntad de vencer, también sé que venceremos. Para ello es que necesitamos formar un movimiento nacional, con un Pueblo unido en ideales comunes, encuadrado por dirigentes que tengan conciencia de su deber de argentinos, que atienda al enemigo que tenemos al frente y no se desgaste en litigios internos por cuestiones e intereses personales o de círculo. Debemos olvidar lo que del pasado nos puede ser negativo, Porque sino no se podrán alcanzar las condiciones que nos permitan luchar por el futuro.

El Peronismo está en su puesto: tenemos conducción y poseemos un caudal poderoso, animado por una doctrina que nos es común, sabemos lo que queremos y estamos en la tarea de organizamos convenientemente para adaptarnos a las actuales circunstancias. Hasta ahora, para hacer frente a las contingencias electorales, teníamos votos, lo que nos permitía prescindir de la organización. Ahora ya no se trata de elecciones y debemos organizamos para enfrentar una lucha diferente en la cual la organización es imprescindible. Antes de lanzamos a esa lucha en forma decisiva anhelamos que Ustedes nos acompañen en pie de igualdad, con las mismas prerrogativas e idénticas obligaciones. Ese es nuestro pensamiento, el que ha sido siempre y el que mantendremos tanto en la fortuna como en la desgracia. Sin la solidaridad inspirada en la mayor grandeza, ninguna lucha es posible en común.

Bueno amigo: creo haber contestado a todas sus justas inquietudes que, a pesar de mis setenta y uno, son las mismas mías porque así como hay viejos de veinte hay también jóvenes de setenta. Soy un partidario decidido y enérgico de nuestra unión, desgraciadamente me encuentro tan lejos que debo confiar en todos Ustedes para realizarla. Dios quiera que lo hagan en forma que la Patria tenga algo que agradecerles.

Un gran abrazo.

Firmado: Juan Perón.

martes, 28 de mayo de 2019

Se cumplen 106 años del natalicio de Alberto Iturbe





      Descendiente de una familia establecida en Jujuy a mediados del Siglo XVIII, Alberto José Iturbe nació en Capital Federal el 28 de mayo de 1913 y falleció en la misma ciudad el 12 de octubre de 1981.
 Realizó sus estudios secundarios en el Colegio La Salle de Buenos Aires y los superiores en la Facultad de Ciencias Exactas, Física y Naturales de la UBA, recibiéndose de ingeniero civil en 1938.




Desempeñó diversos cargos en la Dirección de Navegación y Puertos de la Nación, en la de Estudios y Obras del Riachuelo y en la de Irrigación de la Nación. Fue Director General de Obras Públicas de la Provincia de Jujuy e Ingeniero Jefe de la Dirección de Vialidad.


 Adhirió al peronismo desde los comienzos del mismo y, siendo electo gobernador después de casi cuatro años de intervenciones federales, asumió el cargo el 18 de mayo de 1946, integrando la fórmula con el agrimensor Juan José Castro como vice gobernador. El mandato era por un período de cuatro años pero como el 23 de abril de 1949 se había sancionado la Reforma Constitucional, estableciéndose períodos de seis años para el Poder Ejecutivo, se estipuló en las disposiciones transitorias, con el objetivo de unificar las gestiones con la Nación, la prórroga del mandato hasta el 4 de junio de 1952.


 En esos seis años Jujuy entró en un fuerte proceso de desarrollo económico, de ejecución de obras públicas y de innovaciones en la legislación cuya proyección duró hasta avanzada la década del ’70, acorde con las transformaciones político-sociales que tuvieron lugar en el país.


 A partir de 1952 Iturbe fue senador nacional, presidiendo la Comisión de Obras Públicas y la comisión bicameral de Viviendas, también actuó como presidente provisional del Senado. Renunció a su banca para asumir como Ministro de Transporte, cargo que sólo ejerció tres meses, a raíz de la disolución del gobierno democrático por el golpe de estado de 1955.


 Tuvo numerosas funciones en la estructura del Partido Justicialista y durante los años de proscripción del mismo se mantuvo activo en la militancia política. En 1962 fue designado secretario general del Comando Superior Peronista.